El EXTRAÑO SUEÑO DE ANA

Los
sueños...ese pequeño y fantástico mundo donde nos exhibimos cual somos.
El estallido del subconsciente...o el reflejo de nuestros anhelos. o
simplemente el lugar donde la imaginación tiene su reino.
Ana
era una mujer ya de 37 años. Con un fracaso amoroso y un hijo de 8 años
que criar. Ana era de complexión pequeña. Cabellos negros y piel
blanca. Esclavizada a un trabajo sin futuro, soportando a un quejumbroso
jefe en una imprenta de medio pelo. Había estudiado diseño....Diseño!
Esa palabra no existía en ese mundo de copiar recibos y hacer mediocres
rediseños de logotipos. La creatividad se había fugado hacia siglos de
ese lugar.
Ana,
regresa muerta de hambre y cansancio. Su madre, una secretaria jubilada
hacia lo que podía para no expresar su decepción. Había pagado la
costosa carrera ¿para qué? Se había imaginado a su hija triunfadora en
una gran empresa de diseño en Italia o en España. Pero ya no había
remedio. Había que hacer de tripas corazón. Y cuidaba a su nieto del
cual el padre solo se dio el gusto para hacerse alka- zeltzer.
Ana
saluda a su hijo. Come algo y luego de lavar su ropa y revisar las
tareas. Ya casi muerta de cansancio, emprende el viaje al mundo de los
sueños. Unas veces le costaba conciliar el sueño, pero ahora, sintió
como si durmiera toda la eternidad. Pasada la media noche, se levantó y
notó un extraño niño correr por el pasillo. Revisa a Miguel, su hijo, y
este dormía tranquilo en su cama.
Intrigada sale al
pasillo temiendo que fuera un ladrón, se arma con el primer objeto que
le salió al paso (una escoba) y mira en la silla mecedora a un niño que
le resultó familiar; con decisión lo increpa:
-Que haces en mi casa!

Ana mas que iracunda está intrigada. El jovenzuelo la mira con
naturalidad. Ana replica amenazante escoba en mano: -habla! Que haces
aquí y como entraste?
El niño es un mozuelo de unos 10-12
años fornido de tez extremadamente palida, ojos almendrados y cabellos
rojizos...su extraña apariencia hacia que Ana no dejase de mirarlo.
El
chico contesta: creo que debería hablar con él. Ana se vira y tras ella
un hombre aparece casi de la nada. La mujer grita y llora de temor y
desesperación. El hombre la abraza: - calmese! Vengo a proponerle un
trato. Usted no me recuerda pero nos conocemos. Ana esta aun mas
asustada. El hombre era de estatura promedio de brazos muy fuertes tenía
los mismos rasgos del niño pero el cabello era mas oscuro. Ambos
llevaban ropas extrañas.
Ana cae de rodillas
suplicando : - Por el amor de Dios! No tique a mi hijo. De mi haga lo
que desee pero a mi bebé dejelo por piedad!
El hombre
permanece sereno:- Sabía que por algo le habían elegido. Pero perdió la
oportunidad. Su hijo tiene ahora mas potencial que usted a su edad.
El
hombre camina hacia el cuarto toma al niño de la cama y camina hacia la
cocina. El hombre hace una seña y el niño pelirrojo se levanta de la
mecedora.
- Debería sentirse
orgullosa! Muy pocos elegidos transmiten su potencial a sus hijos - dice
el chico mientras cruza por una especie de vórtice.
Ana toma valor y lo cruza también.
Por unos instantes a Ana le pareció una larga caída de pronto siente que cae sobre césped. El lugar está lleno de luz.
Es
una es un campo casi infinito no hay nada mas que cielo azul y césped.
La frescura de la hierba fresca era relajante el aire perfumado y el sol
brillante invitaban a quedarse tendido.
Ana se
incorpora y observa a dos hombres ante ella. Están vestidos con traje
negro. Sus expresiones eran serias. Uno la levanta del suelo y entre
ambos la escoltan. - Donde me llevan?
Uno de ellos con voz varonil le replica: --No lo recuerda, pero ha estado aquí antes.
Ana
esta asustada, trata de tapar sus senos, ya que la pijama era algo
reveladora. Tras un rato de camino; Llegan a una especie de portal de
piedra. Los hombres no dicen nada y abren un enorme portal de hierro y
vidrio. Su altura excedía la lógica. Ana calculó que pudiera medir mas
de 15 metros algo, tan alto de ese material debería pesar mucho y esos
tipos solo empujaron.
Dentro era aun más maravilloso. Parecía la
nave de una catedral pero sin techo. Se podía ver un cielo natural. Por
encima de las nubes aparentaba una estructura.
Uno de los hombres
le dice: -Aun no recuerdas? -Que quieren de mí? Que es este lugar? -
Todas las almas nacen aquí... Algunas son creadas especialmente para
cumplir ciertas misiones en la tierra. Te elegimos pero tu nos
defraudaste.
Ana observa boquiabierta los vitrales de la extraña
cátedral. Las escenas parecen estar en movimientos. Escenas bíblicas tal
cual sucedieron, cada vitral es un portal al suceso, como una película.
El lugar es en extremo particular. El cielo es de un azul tan hermoso
que hipnotiza. El aire es aromático y fresco. Las aves cantan y bailan
en el enorme campo que no tiene fin.
Ana es conducida a una
montaña hay escalinatas para subir. Arriba están las casas de descanso.
Hay árboles de muchas especies. Ana y su hijo están extasiados. Keilor,
el extraño niño esta ansioso por que Miguel entrene con él.
- guerreros! Siempre creí que los ángeles eran pacifistas- expresa la joven madre.
-
En primera, no somos ángeles, igual que usted soy humano, un elegido.
En segunda, los ángeles también son guerreros, o ya olvidaste tu
entrenamiento.
- Estoy recordando o ustedes están infiltrando esos recuerdos en mi mente.
- Estas confundida por no decir otra cosa.
Llegan a una casa a unos metros del pie de la montaña. El resto de
las casas están distribuidas en toda la montaña. El ambiente es
exquisito. - Muhel, que esta pasando. Cuando me reclutaron me dijeron
que el infierno estaba en la tierra. Espere años y nunca ocurrió nada. Y
ahora estoy aquí... Y escucho que mi hijo escuchara las mismas patrañas
que decían.
- Te parecen patrañas? Estas a tiempo de retirarte.
- Son traficantes? Seguro me en drogaron y así aparecí en este sitio.
- Recuerdas a Waldemar si o no.
Ana
esta confundida. Muhel prosigue: - dime como llegaba a tu casa sin que
tu madre se diera cuenta y pasabas horas entrenando con él.
Ana cae sobre una silla. -Quisieras que fuera un sueño pero no lo es.
Ana reconoce la gruesa voz de su maestro.
- Señor Waldemar!- Ana esta estupefacta.
- Mi niña! Han pasado años mi pequeña!
Waldemar era un descomunal hombre de raza negra. Usaba extrañas túnicas.
Ana hace la reverencia de los estudiantes.
-
Mi niña olvidaste todo lo que te enseñé? Nooo! Eso nunca lo olvidarás.
El mundo si esta en grave peligro. No lo ves por que el mal se ha vuelto
tan común que ya no parece mal. La costumbre se hace ley. Y el mal se
ha vuelto ley. Descansa mi niña ( le da un fuerte abrazo)
- Los
maestros pueden hacer eso? - interroga sarcástico Muhel. A lo que el
enorme hombre contesta: - No! Pero ella es mi hija espiritual y un padre
debe abrazar a sus hijos.
Miguel se acerca y también recibe un abrazo de oso.
Ana
revisa toda la casa. Cuando recibía sus lecciones Waldemar la visitaba
en sueños y eran lecciones espirituales. Se sentaban en cogines y
futones y había otros elegidos. Recuerda las bulliciosas carcajadas de
su mentor.
Ana revisa la alacena y no encuentra nada para cocinar. Muhel pregunta intrigado:- Que buscas?
-Algo para cocinar.
- Disculpa pero no esperaba visitas.
- No comes?
Ana solo encuentra algo de arroz crudo y queso añejo. -Necesitare ir al súper mercado.
- No sé como le harás! Acá no existe y lo deberías saber.
Muhel
sale de la casa mientras Ana trata de ambientarse. La casa solo posee
dos cuartos. Hay un baño pequeño. - al menos eso!-suspira aliviada Ana.
La cocina tiene algunos enseres pero nada a lo que ella esta
acostumbrada. Ya ha puesto a cocer el arroz. Los chicos juegan en un
solar en la parte frontal de la casa. Ana aun esta asustada y no quiere
perder se vista a los niños.
Muhel llega y pone en la mesa de la cocina algo que aparenta ser una cabra.
Ana esta histérica: - Que es eso! - La cena. Ana sale corriendo y gritando como alma que la lleva el diablo.
Unas
horas después. La cena estaba servida. Una sopa de queso y arroz con
ensalada. Muhel trata de engullir. Pero los chicos son mas comprensivos y
se comen todo.
- A esto llamas cena?
- De donde vengo la carne se vende en trozos no en pie.
- De donde vengo las mujeres ya hubieran destazado esa cabra. Y ya estuviera salada y asada.
- No se de que tribu vengas. Salvaje!
- Para mañana esa cabra deberá estar preparada. Los niños necesitan alimentarse. Y soy de Nepal.
Muhel termina su comida y se levanta.
No
es necesario que cierres las puertas. Es lugar santo y nada malo ocurre
aquí. Las horas pasan igual que en la tierra así que los quiero listos
niños para mañana. Hay leche fresca. El hombre sale y solo se ve su
figura subir la montaña.

Ana por fin esta sola y se encierra a llorar. Llora tanto que se
queda dormida. Sueña con una cascada. Es tan grande que parece imposible
que existiera en la tierra. Un puente de concreto atraviesa la cascada
el agua al caer parece una lluvia perpetua. Ana camina y mira a su
madre. - Mamá! Estas aquí! ven! - Hija vine a despedirme! Estaré en un
buen lugar. El que me merezco. Solo vine a despedirme. No tengas miedo!
Es necesario que dejes a Miguel entrenar.
La madre abraza a su
hija y le besa la frente: ahora se que este era tu destino, y estoy
orgullosa de ti y de mi nieto. Nos tenemos que separar por largo tiempo y
no podré verlos. Pero es necesario.
Ante los ojos de Ana la madre
camina hacia lo que parece una carroza. Ana la quiere seguir pero
Waldemar aparece. - Debes dejarla ir. Ella ya no puede estar contigo.
Ana llora desconsolada. Despierta de súbito y Waldemar y Muhel están con
ella en la casa. Ana solo quiere despertar de este eterno sueño.
Continuará...
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